• El informe de Erika Lührs refleja una nueva forma de ejercer el poder: consensos, convocatoria y liderazgo femenino en la vida pública
  • Las actuales expresiones femeninas ¿desplazarán a los liderazgos masculinos que aún concentran el mayor capital político en la entidad?

Karla Galarce Sosa

Acapulco, Gro., 12 de septiembre de 2025.- La presencia de figuras femeninas en la escena pública y política de Guerrero comienza a adquirir un peso ineludible. 

El primer informe legislativo de Erika Lührs Cortés me llamó la atención no solo por su ejercicio de rendición de cuentas, sino por la capacidad de convocatoria que logró reunir en un mismo espacio a actores de distintas fuerzas políticas. 

Esa imagen plantea una pregunta clave: ¿será esta la muestra de cómo podría orientarse la política en Guerrero hacia un futuro con mujeres al frente, desplazando gradualmente a los liderazgos masculinos que todavía concentran el mayor capital político?

Lo que se asomó esta mañana fue una fotografía política plural en Guerrero, donde distintas fuerzas partidistas y actores de peso histórico compartieron un mismo espacio.

No fue un hecho menor la presencia de integrantes de la actual legislatura local. 

Por Morena asistieron Carlos Eduardo Bello Solano, Violeta Martínez Pacheco y Héctor Suárez Basurto. 

Del Partido de la Revolución Democrática (PRD) acudió Mirna Guadalupe Coria Medina, mientras que por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) estuvieron Gladys Cortés Genchi y Alejandro Carabias Icaza, este último en su calidad de presidente de la Mesa Directiva del Congreso de Guerrero.

También acudieron la presidenta municipal de Acapulco, la morenista Abelina López Rodríguez, el exgobernador Héctor Astudillo y la encargada de despacho de la Secretaría General de Gobierno en la administración de Evelyn Salgado Pineda, Anacleta López Vega.

Algo significativo fue el posicionamiento de Erika Lührs como mujer con trayectoria política propia, que ha dejado de ser colaboradora para convertirse en protagonista.

La reflexión es inevitable. ¿Estamos presenciando una nueva manera de hacer política en Guerrero, con las mujeres al frente? ¿Las figuras masculinas cederán sus representaciones en un futuro inmediato?

En Morena, el partido dominante en la entidad, la disputa interna por la candidatura a la gubernatura tiene sello femenino. Veamos por qué. 

La actual presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez, busca proyectarse más allá del ámbito local.

La senadora de Morena, Beatriz Mojica Morga muestra experiencia y acopia el capital político acumulado desde que fue la primera candidata a la gubernatura del PRD en 2015. 

La subsecretaria de Prevención de la Secretaría de Seguridad del gobierno federal, Esthela Damián Peralta, también levantó la mano para competir por la candidatura y contender en la elección de 2027. 

Y, en el centro de la pugna persiste la influencia del senador Félix Salgado Macedonio, padre de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien mantiene peso en la definición de la sucesión.

Esta confrontación revela que la batalla por el poder ya no es solo de corrientes, sino también de género.

En contraste, el informe de Erika Lührs mostró otra lectura. Se trata de la construcción de la política desde las coincidencias y no desde las confrontaciones.

Fue reconocida por el presidente del Congreso, Alejandro Carabias, como la diputada con mayor número de participaciones en tribuna de la actual legislatura. 

Antes, el exgobernador Héctor Astudillo acudió para respaldar a quien fuera parte de su gabinete, llamando a la fraternidad más allá de los partidos.

Esta pluralidad debe analizarse a la luz del contexto social de Guerrero, como una entidad con mayores índices de marginación y pobreza, donde el turismo, motor histórico de la economía, lucha por sostenerse tras huracanes devastadores, y ante la minería, que se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos, aunque no está exenta de conflictos sociales. 

La política guerrerense está en un punto de inflexión. 

Erika Lührs demostró que la representación femenina no tiene que limitarse a una cuota, sino que cambia la forma de ejercer la política, lleva a coincidencias reales, y posee capacidad de convocar a múltiples actores políticos y de la sociedad civil.

La voz de estas mujeres, su fuerza y su visión para enfrentar los desafíos de la pobreza, la desigualdad y la violencia, son absolutamente necesarias. 

El reto no consiste solo en romper los techos de cristal, sino también en superar las divisiones internas que históricamente han sido el mayor obstáculo para el avance de las mujeres, su participación en la vida pública y el logro de una verdadera igualdad.

La pregunta es si estas expresiones, todavía aisladas, llegarán a convertirse en un movimiento más amplio que coloque a las mujeres en el centro de la vida pública en condiciones de igualdad frente a los hombres, no solo como candidatas en contiendas partidistas, sino también como constructoras de consensos, impulsoras de proyectos de desarrollo y protagonistas de nuevas formas de ejercer el poder.